Cuando escucho a alguien referirse a mi como coach, experimento diversas emociones, de conformidad con el contexto en el cual se emite dicha expresión. Analizo la responsabilidad y congruencia que deben acompañar mis actuaciones y me enfoco en la capacidad de motivar, que tiene que ver, desde mi mirada, con la virtud invaluable de apoyar el descubrimiento de las potencialidades de alguien que no tiene conciencia de su propia luz.
Soy coach, pero también un ser humano con sentimientos y pasiones que salen a flote dependiendo de la situación que da lugar a las lágrimas, el llanto contenido, las risas o carcajadas desmedidas. Siento, vivo y experimento lo que la vida me entrega día a día, atenta a aquello que pueda controlar mi mente y mi voluntad. Negar los estados naturales del ser, es desconocer que la esencia del coaching está en entrenar a quien tiene la capacidad de ganar, pero no la ve, a través de un continuo aprendizaje e interacción consigo mismo y con el prójimo. Me resulta claro que no soy psicóloga ni psiquiatra, no soy adivina o pitonisa, no soy verdugo ni juez.
Mi experticia de ninguna manera reemplaza lo que la ciencia ha estudiado por años sobre el comportamiento humano. En el mismo sentido, el ser coach no me da el derecho a calificar o condenar, en razón a que el acompañamiento se dirige a guiar, preguntar y ayudar a comprender aquello que no permite alcanzar las metas trazadas de manera individual, con la perspectiva de que cada mundo es diferente y generalizar es parte de lo que no se debe hacer.
Puedo convertirme en un faro, que sin la luz que proyecta, no guiará con plenitud a otros en la senda hacia puerto seguro. Claro que se puede llegar al destino sin tal luminosidad, pero es muy probable, que, en medio de la tormenta, un destello en la oscuridad apresure el trasegar del navegante, que debe mantener los ojos abiertos y permanecer atento al horizonte, con el fin de detectar las señales lumínicas que indican el camino.
Ser coach es ayudar al autoconocimiento de lo que se es y para ese fin, es imprescindible estudiar, prepararse, recibir la formación requerida y no tomarse a la ligera el servicio para el cual se está destinado, que en esencia constituye una oportunidad de conducir a aquellos pasajeros cuyo rumbo se vio nublado por una u otra razón que es necesario explorar haciendo uso de los recursos legítimos que acompañan el ejercicio.
Agradezco y valoro cada descubrimiento, encuentro, desencuentro y aprendizaje derivado de servir, y tomar de la mano a los maestros que me permitieron conocer aquel brillo que ocultaba tras la opacidad de los lentes con los que enfocaba mi ser.
María Victoria Zambrano Ibarra
Coach Integral Internacional
Emporium Training