
“LA RESILIENCIA, MI PODER COMO COACH”
Mi viaje de reconstrucción hacia el liderazgo transformador.
Vivir entre los escombros, en el frío de una aventura diaria sin fin, el dolor de sobrevivir a una vida de aparentes carencias, fue la fuerza y el arma más poderosa que me permitió descubrirme: mi resiliencia.
Lo que viví, el abandono, el rechazo, los abusos, los maltratos y una libertad a tan temprana edad, era totalmente diferente al contexto normal de familia, hogar, dirección y disciplina. Pues estos últimos no estuvieron disponibles para mí.
Entonces, no había imaginado que todo ello sería la herramienta que me permitiría, hoy en día, entregar empatía, honestidad, claridad sin filtros, mirando con compasión a otros seres humanos, descubriendo así mi poder.
Mi resiliencia también creó una coraza que guardaba mis emociones, ocultando el dolor y mostrándome inquebrantable.
El proceso no fue fácil: tomé decisiones difíciles, emprendí desde cero, abracé procesos emocionales y enfrenté mis sombras. Fue un trabajo constante de autoconocimiento y búsqueda de mi sentido existencial, en muchas ocasiones dándome por vencida. Pero hoy entiendo que soy el resultado de mi vida pasada, pero con la conciencia de romper ciertos patrones adquiridos, para darme la oportunidad de crear una nueva conversación que me abra posibilidades hacia una realidad de abundancia, prosperidad, amor propio, seguridad y valentía.
Y, con todo lo que me había formado, llega hacia mí el entrenamiento cuántico y el Coaching, siendo la luz que me permite descubrirme y ver que, desde lo vivido, puedo liderarme y llevarme a una vida con propósito.
Así, el coaching no solo me dio herramientas, me dió dirección. Pude mirar mi vida desde la responsabilidad, no desde la víctima. Elegí salir de la queja para entrar en la creación, entendí que lo que yo interpretaba como abandono, muchas veces, era parte de una historia que podía reescribir con compasión, para dejar de ser mi pasado y comenzar a ser mi posibilidad.
Entonces, nació mi compromiso para acompañar, inspirar, sostener y transformar. Desde las salas de entrenamiento, desde cada interacción con los participantes, desde cada apoyo a los equipos, desde cada historia compartida. Abrazando mis miedos, mis inseguridades, caminando hacia una transformación de mi ser.
Por ello, el coaching me permitió ver mis potenciales y crecer desde mi interior, dejar de vivir en automático y elegir quién quiero ser. Descubriendo que dentro de mí existen todos los recursos, herramientas y respuestas para crear la vida que merezco.
Encontré mi propósito hacia la humanidad. Estoy aquí en mi papel de coach, para acompañar a otros seres humanos y apoyarles a ver lo que, por sí solos, se les dificulta. Gracias al coaching, descubrí que cada persona está lleno de abundancia de oportunidades, de talentos escondidos, de recursos, de potencial y de amor que, como en ellos, existe en mí. Y así, crecer.
“El coaching puede salvar una vida”
¿Qué aprendizaje hay en la prueba más dura que hayas vivido? Preguntas como ésta pueden ser la posibilidad de mirarse a sí mismos para dar lugar a la respuesta y romper sus límites, transformándolos hacia una nueva conversación.
Por lo cual, un buen proceso de Coaching puede ser el inicio de una vida completamente distinta, porque nos ayuda a romper patrones limitantes que repetimos inconscientemente.
Además, nos recuerda que no somos víctimas de nuestras circunstancias, sino creadores de nuestra realidad, dándonos la claridad para establecer metas significativas y la motivación para alcanzarlas. Conectándonos con nuestro liderazgo interno, impulsándonos a influir positivamente en los demás.
Ahora, cuando una persona se permite vivir un proceso de Coaching, no solo transforma su vida, sino también la de quienes lo rodean. En mi caso transformó la mía y la de mi pequeño, y la de quienes nos acompañan, creando relaciones extraordinarias en donde existe un ganar – ganar. Porque un ser humano que se conoce, que se ama y que vive en propósito, se convierte en una fuente de inspiración y expansión para el mundo.
Pero, vivimos en un mundo lleno de distracciones, automatismos y creencias limitantes que, sin darnos cuenta, nos alejan de quienes realmente somos. Y a través del Coaching, aprendemos a detenernos, a observar nuestras emociones, a cuestionar nuestras creencias y a diseñar una vida alineada con nuestra visión.
Asi, en mí el Coaching se ha convertido en un lenguaje de transformación. La oportunidad que me permite mirar de frente mis heridas y en lugar de seguir huyendo, sanarlas y convertirlas en fuerza. Es el puente que me conecta el dolor del pasado con la grandeza de mi presente, abriendo un camino hacia un futuro elegido, no impuesto.
Además, en el ámbito profesional, el Coaching desarrolla competencias como liderazgo, comunicación asertiva, inteligencia emocional y resiliencia. Estas habilidades no solo transforman la forma en la que nos relacionamos con otros, sino también la forma en que tomamos decisiones, enfrentamos desafíos y creamos resultados extraordinarios en cualquier área de nuestra vida.
Así, el verdadero poder del Coaching radica en que no da respuestas, no da consejos, sino que despierta preguntas poderosas. Preguntas que nos invitan a mirar dentro de nosotros mismos y descubrir que siempre hemos tenido los recursos para cambiar.
Finalmente, hoy puedo decir que, para mí, el Coaching no es solo una profesión; es mi estilo de vida y forma de contribuir al crecimiento de la humanidad. Es el espacio donde puedo sostener, guiar y acompañar a otros a descubrirse, a ver su luz y a creer que son capaces de alcanzar lo que alguna vez creyeron imposible.
Y, hoy sé que mi liderazgo no se trata de ser perfecta, sino de ser humana. Mi forma de hacer coaching es única: confrontativa, incómoda para muchos, porque no busco palabras bonitas, sino mover lo que está dormido dentro de cada persona. Y aunque incómoda, siempre regresan… porque algo en su interior despierta, algo que les invita a cambiar.
El coaching me ha enseñado que cada historia, incluso las más duras, esconde resiliencia y esperanza, y que mi propósito es ser puente para sostener a otros, tal como un día yo hubiera querido ser sostenida.
De hecho, mi vida cobra sentido cuando acompaño a las personas a descubrir su fuerza y a girar sus conversaciones, incluso mientras yo misma aprendo a girar las mías. Porque liderar no es estar arriba, es caminar junto a otros, con el corazón abierto, recordando que en la vulnerabilidad también hay poder.
Así, mi viaje como coach se convierte en mi mayor acto de resiliencia: transformando mi historia y la de otros en fuerza, y desde ahí, vivir mi liderazgo transformador. Porque en cada encuentro, en cada confrontación y cada sostén, se fortalece mi poder como coach y mi viaje de reconstrucción hacia un liderazgo que transforma vidas.
Muchas Gracias,
POR : ENTRENADORA TRANSFORMACIONAL – MAYRA ESPIN V.