
¿Nacido para liderar o entrenado para hacerlo?
Es una pregunta que nos permite llevarnos a una reflexión profunda, ya que, somos conocedores de que los seres humanos poseemos habilidades innatas que nos ayudan a guiar a otros como: la capacidad de atraer o cautivar a los demás, la dirección y el empoderamiento natural en el trabajo con miembros de nuestro entorno social y una espontaneidad que permite que las personas que nos rodean puedan moverse. El Liderazgo innato es el punto de partida para entrar a convertirte en un líder consciente de los dones que la vida te ha brindado por naturalidad. El líder que se entrena es un líder transformador, una persona que está dispuesta a Ser y a Hacer lo que requiera para conseguir su objetivo. Al ser
consciente de sus limitaciones, el líder entrenado buscará las herramientas necesarias para potenciar sus habilidades innatas y reconocer sus falencias para trabajar en ellas.
Aquí empieza mi historia y mi transformación
A lo largo de toda mi vida siempre me identifiqué como una persona que ha nacido para liderar, en la escuela siempre destaqué en el deporte, era muy sociable, amable y amigable. En la secundaria tuve la oportunidad de representar a mi colegio, a mi provincia, a mi país en algunas competencias atléticas.
En una etapa de mi vida fui parte del Ejército ecuatoriano, aquí tuve el honor de participar en un concurso de oratoria obteniendo un tercer lugar a nivel de Inter fuerzas (marina, aviación y ejército), posteriormente en la vida universitaria fui elegido como presidente del Instituto de Ciencias Básicas ICB- de la facultad de Ingeniería en Geología, Minas, Petróleos, y Ambiental FIGEMPA.
Hasta esta parte de mi vida me consideraba líder innato por ser una persona que inspiraba e influía en el mundo que me rodeaba, pensaba que podía guiar mi vida y la de ciertas personas, pretendía guiar masas, es aquí donde mi vida empieza a cambiar porque me di cuenta que la vida no gira a mi alrededor y empecé a tomar decisiones que marcaron todo mi ser, afectando mi autoconfianza, mi seguridad, entre otros aspectos que me hicieron reflexionar sobre lo que en realidad yo era, un ser no tan bueno como lo pretendía sentir y hacer ver a los demás ;me di cuenta que esa habilidad espontánea no era suficiente para resolver situaciones complejas en especial aquellas que involucraban emociones, aspiraciones y bloqueos de otras personas.
Mi liderazgo innato se basaba en la acción, en la resolución rápida, en el dinamismo, pero faltaba algo en mi que aún no lo descubría.
En cierto día por azares del destino y gracias a mis buenas relaciones familiares, me sentía agobiado por lo que estaba viviendo, entró una llamada inesperada de mi prima con una invitación a un taller de coaching, que, aunque no sabía de que se trataba, lo tomé y me di la oportunidad de entrar a vivir a una nueva experiencia de vida.
Octubre 2018 inicia el camino de mi transformación, a partir de ese momento jamás volví a ser el mismo. El primer día de mi entrenamiento de vida fue como abrir una puerta hacia lo desconocido. Me encontré en un salón imponente, rodeado de doscientas cincuenta personas aproximadamente, cada una con su propia historia, su búsqueda, sus anhelos.
Frente a nosotros, una figura en el escenario captó nuestra atención desde el primer instante, compartiendo información valiosa que iba mucho más allá de lo técnico. Sus palabras atravesaban la superficie y me invitaban a mirar dentro: a observar como he venido viviendo mi vida, a reconocer patrones, decisiones y silencios. Sentí que algo en mi empezaba a moverse, algo ardió dentro de mi cuando vi a la persona que dictaba la conferencia. No solo fue admiración, fue una chispa que encendió el anhelo de convertirme algún día en alguien capaz de tocar corazones, mover e inspirar con su vos y presencia. Y en ese instante, decidí romper todos mis miedos – no solo enfrentarlos, sino liberarme de ellos. Me levanté del asiento, como quien despierta de un largo silencio interior, y caminé hacia el frente, impulsado por una fuerza nueva. Tomé el micrófono con manos temblorosas pero seguras, y con el alma en alto grité al mundo uno de mis deseos más profundos: Formarme como coach. Fue mi primer acto consciente de liderazgo hacia mí mismo.
Ser coach alguna vez me pareció una montaña inalcanzable. No sabía por dónde empezar, ni qué paso seguir. La distancia entre mi deseo y la realidad se sentía inmensa…. Hasta que elegí mirar no los obstáculos, sino la meta. Cuando la pasión se vuelve la brújula y el compromiso tu motor, el cómo aparece- la vida se convierte en aliada y comienza a colocar frente a ti los recursos, los aprendizajes y las personas que necesitas para caminar el proceso de transformación.
No es un camino fácil. Requiere coraje, renuncia y una disposición radical a confrontar lo que duele, lo que limita, lo que callamos. Muchos lo desean… pocos están dispuestos a pagar el precio que demanda expandir tu ser, romper moldes y trascender historia. Pero quienes lo eligen, lo viven con el alma despierta y el corazón transformado. Hoy se que el liderazgo no solo se nace… también se entrena, se honra y se comparte.
Quiero compartir mi experiencia, porque he aprendido que los tiempos de vida son perfectos. En febrero del 2019 me certifique al terminar mi primer proceso de entrenamiento de vida, y esa puerta continuó abierta como parte del staff, en ese rol silencioso, pero profundamente observador. Estaba cara a cara con el coach, viéndolo no como figura idealizada sino como ser humano real: empático, sabio, coherente. Y eso fue lo que despertó algo dentro de mi un llamado a continuar con mi destino.
Sin embrago, como todo proceso transformacional, llegó un momento donde todo el caminar se volvió complicado, decidí no continuar la fase final como staff dejando todo atrás, una vez más… algo que me había apasionado. Así, como quien deja una parte de sí inconclusa.
Años más tarde la vida con toda su sabiduría exacta, me envió una nueva oportunidad a través de la propuesta de una amiga quien me invitó nuevamente a ser parte de un nuevo proceso siendo staff, esta vez con ella como capitana, acepté no desde la nostalgia sino desde una emoción vibrante que despertaba antiguos aprendizajes en mi. Formé un equipo de apoyo, porque sabía que necesitaría sostén cuando el impulso de renunciar se hiciera presente. Invite a mi compañera de vida, y juntos decidimos que si lo iba a lograr. Al estar ya en el entrenamiento nuestra conexión con los participantes fue auténtica, viva, transformadora. Pero como en ciclos anteriores, el último fin de semana volvió a mostrarme una lección: quedé fuera por no cumplir mi palabra y entendí que esto no era más que un reflejo de mi vida cotidiana.
Esta vez no me iba a rendir tan fácil volví a tomar otro proceso, pero esta no era la solución algo en mí estaba roto, tuve la oportunidad de conocer a una mujer muy poderosa e inspiradora como coach y fue ella quien vio mi potencial, cuando yo ya decidí abandonar mi sueño- no era nada fácil- pero como decimos los líderes entrenados existe un mundo de posibilidades para crear los sueños imposibles.
El mes de agosto del 2024 empecé a crear lo que creía imposible, tenía mucho miedo por lo eventos que ya los había vivido y por la importancia que traía la transformación y la expansión del ser. El autodescubrimiento una vez que iniciamos es permanente, debía seguir aprendiendo.
Fui invitado hacer parte de TRANSFORMERS ACADEMY, tuvimos un entrenamiento enriquecedor e inspirador durante nueve meses, tiempo en el que puedo confirmar que nacimos con habilidades de liderazgo, pero siempre debemos entrenarnos y aprender para desatar nuestro potencial, es aquí donde conectamos con nuestros deseos de vida y marcamos los objetivos que queremos alcanzar, fue en esta academia en donde hubo esa transformación de ser un líder innato a ser un líder transformado. La transformación cuántica nos permite traer nuestro futuro al presente y tomar acción como que lo estamos viviendo par conseguirlo y hacerlo nuestro.
El proceso que he venido teniendo ha sido un laboratorio del alma, cada caída, cada impulso, cada renuncia o regreso, me ha mostrado mi verdad con claridad. Ser un coach cuántico transformacional no es una meta externa, es una declaración íntima de compromiso con la vida, con la coherencia, con la expansión y valentía de mi ser.
Aquí estoy…escribiendo este artículo educativo plasmando mis primeras palabras y frases de inspiración con un corazón ardiente y agradecido a las personas que han creído en mí. Hoy puedo decir: “No hay sueños imposibles, solo soñadores que dejaron de creer”.
Autor: José Santiago Zambrano Cabrera
Entrenador Transformacional