
TRANSFORMACIÓN Y LAS EMOCIONES
Llevar la vida en línea recta, sería el equivalente a estar muertos, al menos eso nos enseña el monitor de signos vitales en las unidades de cuidados intensivos de los servicios de salud, las líneas puntiagudas que suben y bajan, son la evidencia de la existencia de vida, un corazón latiendo con propósito de existir. De lo contrario, la línea recta nos indica que ya no hay tiquet vigente.
Hablar de emociones en el camino de la vida, significa la declaración de una vida interesante, por qué no escampamos de ellas, todo el tiempo nos acompañan, sin importar que sean emociones básicas o secundarias, que no son ni buenas ni malas, están ahí como el canal para evidenciar que algo nos esta sucediendo. No hay tal fórmula para descifrar la emoción correcta o no, simplemente sentirlas, experimentarlas, abrazarlas, reconocerlas y transitarlas.
Las emociones resultan siendo en la vida, como la montaña rusa que nos prepara para vivir emociones según nuestra perspectiva acerca de cómo elegimos vivirla.
El resultado de mi elección, es el camino de la certificación en Coaching Transformacional Cuántico, desde el primer momento emocionada por el proyecto que se gestaba, ya me visualizaba parada como coach.
Durante un tiempo de mi vida, me referí a los estudios virtuales como incompletos y en el transitar de la certificación reconocí que era una conversación, por qué detrás de eso que decía, estaba presente la emoción del miedo… El miedo a no ser suficiente para llevar a feliz término la academia con participación total.
Atravesar los pensamientos y conversaciones de escasez de tiempo y dinero, relacionado a las inmersiones presenciales en países que no conocía (pero que en el fondo de mi corazón anhelaba), me abrió las posibilidades infinitas de estar ahí, creando el compromiso cuántico para que los viajes a Perú y Ecuador, hoy sean realidad con experiencias maravillosas de formación (y unas cuantas fotos modo turista en mis redes sociales), como decimos en Colombia “ya fui y volví, ya volví” y ¿qué pasó? Me permití atravesar el miedo… el miedo a pedir permiso laboral, incluso perder el trabajo, miedo a enfrentarme a un no, miedo a no generar los recursos… al peso de esas conversaciones limitantes, le di un sello de cancelado.
Este caminar Académico no estaba creado en el mundo ideal, en el que todo está solucionado acorde a lo planeado, al contrario, se emparejó en la medida que me permití confiar, soltar y ser quien digo que soy cuando me doy el permiso de tomar acción, sin importar las circunstancias, me paro firme por el propósito de ser el entrenamiento, vivirlo e impregnarlo como parte de mi vida. Para la vida, se requiere valor, el valor de ir por aquello con lo que soñamos, un día lo soñé y hoy es una realidad, ¡la realidad que he creado!
Permitiéndome elevarme en mi grandeza, mis emociones aumentan la frecuencia vibracional, al reconocer mis logros conectando con mi propósito de impactar vidas, me paré como la posibilidad infinita para materializar los sueños del corazón conectados a mi propósito de impactar vidas.
Así como en otras áreas de mi vida, las emociones presentes me han paralizado o impulsado, esta última me gusta funcionado, al tomar decisiones en mi camino personal y transformacional.
La Academia como el equivalente al Amor en su máxima esplendor, acompañándome de seres maravillosos, que al igual que yo, un día se enamoraron de la Transformación inspirados por un entrenador, que en mi caso fue la Apoteósica Mía Paz, una mujer que desde el primer día que la vi entrar en el salón de entrenamiento, me causó admiración y sin dejar de ser yo, me dije mentalmente “wow, quiero ser grande como ella”, atravesándose por mi pensamiento la conversación saboteadora de lo utópico, casi imposible que es ese momento sucediera.
Han pasado más de tres años, y ahora la conversación poderosa desde el amor y con la emoción elevada, ratifico que lo que se crea y se gesta en el corazón con la fe inquebrantable de que ya me corresponde por merito divino, es un hecho en mi vida.
Hoy siendo graduada de la Academia de Entrenadores Cuánticos “Transformers”, atravesé la emoción del miedo y todo aquello que el ego genera para detenernos. Compartiendo con mis “Ñañitos” hermanos de entrenamiento y formación de la Academia, diferentes países, Ecuador, Perú, México, Estados Unidos y Colombia, unidos por el amor a crear el resultado de lo que somos, lo que soy.
Creamos lo que para mí es una liga de la transformación; Mía Paz, Alexandra Proaño, Yenny Morales y nosotros, los Transformers como académicos, unidos en una sola visión, la Transformación de la Transformación, desde el enfoque cuántico, imparable, siendo universo con las posibilidades infinitas que ya somos.
He tomado como mantra para mi vida, la frase que nos compartió la entrenadora María Isabel Jaramillo, invitada a la inmersión presencial realizada en Colombia durante el mes de Abril 2025, ella se refirió a la vida como el entrenamiento, durante su presentación grabé en mi mente “yo soy el entrenamiento”. Acompañando mis emociones, me repito mentalmente, “yo soy el entrenamiento”, permitiéndome sentir para atravesar las conversaciones limitantes a conversaciones poderosas, que magnifiquen mi Grandeza y por consecuencia impactar mi ser.
Este proceso me ha regalado momentos gratos que conservo con amor, siendo consciente de las emociones que atravieso.
Hace unos días me experimenté en un sentir de tristeza, vacío, como que algo en mi ser estaba dolido, con baja energía vital, entré en una conversación de querer estar físicamente en otros lugares, otras ciudades, quería “escapar” como la novela escrita por Mía Paz.
Ahí me permití sentir, reconocerme como vulnerable, sin máscaras, sin culpa, abracé la emoción de la tristeza, aparentemente no había razón, según mi explicación racional. Sin embargo, algo dentro de mi me decía… “permítete sentir, no está mal” la conversación va más allá de si eres o no entrenado, entrenador, coach, está en conectar con la vida, apreciando el aquí y el ahora, reconociendo los avances y por que no, los “fracasos” en las relaciones, las finanzas… recordé “yo soy el entrenamiento”, sentí y solté para conectar nuevamente con lo que en esencia soy y lo que he creado.
Escribir de emociones, resultó siendo sanador y liberador, sentir es el equivalente al Carpe Diem, el aquí y el ahora, estar presente, para la persona más importante de este mundo, yo.
Johanna Rojas
Entrenadora Transformacional